Tus ojos parecían un volcán de brea, se fijaban finamente en los infinitos cúmulos de universo esparcidos por toda la habitación; se perdían. Te preguntabas si valdría la pena volver a repesar las líneas que alguna vez alimentaron su imaginación, ¿seria valido decir que deseabas que estas líneas también te inspiraran a ti?,… Ahora es demasiado tarde para saber que hubiese pasado si estas hubieran alimentado la llama de tus manos, y tu mente…
Recuerdo haber dicho que esa noche me permitió entender el valor del tiempo que teníamos en las manos, ya ves que he podido utilizarlo no todo a mi favor; aun lo veo como una ilusión, aun lo ven ellos con mas valor del que debería tener un ilusión. Luego las finas notas que despedía al aire tú maldito piano se fueron definiendo, y reconocí en ellas las últimas palabras que se oyeron, de las cuales solo recibí un pequeño “adiós”, y un gran “no me olvides”, igual que los momentos que desperdiciamos tratando de retener lo que quería apartar tu alma de la mía.
Y todo fue mentira…
Ya no siento nada al reprocharte todo así no me escuches, me he reprimido hasta el deseo de clavarle dardos a tu fotografía... ni siquiera se si se necesita valor para dejar todo lo que has construido, o si, después del tiempo que decidiste alejarte, tendrás el coraje de volver sobre tus pasos y recuperar lo que desechaste por un poco de la calma que no conseguiste. No tenias la necesidad de esconderla, ni pretender que creyéramos que realmente había muerto la esperanza que crecía ferviente en tu corazón; no tenemos la necesidad de mentirnos, ni de dejar que todo se hiciese tan complicado como para enterrar recuerdos que son necesarios en nuestras vidas; porque somos fuertes, somos leales, astutos, y los pocos detalles que hicieron que se derrumbara el velo vaporoso nos permitieron ver lo frágil que te sentías, y nos dejaste encontrarte, solo encontrarte…
Me preocupa que te empeñes en mantener la mentira en tu cabeza… ahora, y después de mucho meditarlo, me doy cuenta de tu verdadera intención: mentirte a ti mas que a otra persona, encerrar tu deseos detrás de una afirmación de la todo el mundo tenia conocimiento, pero en la que nadie creía; preciosa mía, las palabras que escribiste al alba de los restos de una mañana se borraran para siempre con el rose de la sal marina de las lagrimas de una alma desgastada. Pero igual, ella no murió, y tú mentiste, lo sigues haciendo, y las lagrimas, lastimosamente, no son mas que mías… porque entiendo que no fue solo un arrebato de ira explosiva lo que causo tal abismo, porque se me ocurre que tal vez si me hubieses informado a cerca de ello, estaría contigo ahora, sumido contigo en recuerdos comunes, tras la misma mentira que ahora te encierra a ti, y que planea hacerlo hasta que tu lo decidas.
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